jueves, 10 de diciembre de 2009

el intercambio


clasificacion ****
EL INTERCAMBIO (THE CHANGELING) Otra gran pelicula de Clint Eastwood. El intercambio es una de esas películas (lo mismo que ocurrió con su pareja Brad Pitt en el Extraño Caso de Benjamin Button) en las que a pesar de tratarse de una gran película falla el protagonista, o lo que es lo mismo es una gran película a pesar de un poco logrado papel de éste . Anjelina Jolie, sin negarle una buena interpretación que alcanza cotas muy altas en algunos dialogos (lo que no se puede decir de Pitt) y haberse volcado en el papel, no es la actriz adecuada. Anjelina Jolie es una buena actriz pero los papeles de mujer débil, tímida o dependiente le son ajenos. Esa fuerza en la mirada puede hacer que pase por mujer que ha sufrido, atormentada, vengativa pero no es creíble como una pobre mujer buscando a su hijo que llora pero no se queja. Su imagen es de fortaleza y la protagonista de esta película había de transmitir a la verdadera Sra. Collins. Esto es, una madre soltera intentando salir adelante con un hijo en la sociedad de finales de los años 20, en vísperas de la Gran Depresión. Una mujer trabajadora que se siente impotente ante un sistema que busca unos intereses políticos que no son los de la búsqueda de su hijo y que pueden llegar a aplastarla si se inmiscuye, deliberadamente o, no en ellos.
Basada en una historia real, la película de Eastwood tira a matar contra un caso que levantó polvareda en los años previos a la Gran Depresión, mostrando la incompetencia, los chanchullos y el hacer de un LPDA, que comete un error tras otro y antes que reconocer tal error lo encubre todo de manera que la podredumbre no salpique. Del mismo modo, Eastwood critica la indefensión de mujeres como Christine Collins ante un sistema - legal, policial e incluso psiquiátrico - que prefiere internar a mujeres que no se conforman con la "verdad" establecida en hospitales psiquiátricos; hospitales en el nombre, en la realidad prisiones donde se aliena a las presas, torturándolas incluso con métodos de electroshock a la mínima resistencia (o muestra de lucidez racional e inquisitiva).
Eastwood, como ya hiciera en Ejecución inminente (1999), trata el tema de la pena de muerte en la parte final de la película, no perdonando nada al espectador, poniendo incluso en duda el método - que no el castigo, quizá - con el que se ejecuta a criminales en serie. Dentro de las libertades de las películas americanas en las historias basadas en historia reales, esta película es bastante rigurosa. No olvidemos que la Norteamérica de los años 20 a pesar del trabajo femenino y el cambio de la moda con los zapatos de tacón (en el trabajo hasta con los patines) y la libertad de los vestidos sigue siendo una sociedad machista. Así, el hecho de ser madre soltera, explica en cierta medida los despectivos comentarios del capitán Jones y la falta de reacción a los mismos por parte de la protagonista, a pesar de que se aprecia como mujer moderna e independiente para la época . No se trata de una pobre mujer a la que han secuestrado un hijo, con la repercusión mediática que supondría una pobre mujer llorando por la pérdida de su único hijo, de cómo la fuerzan a entrar en un psiquiátrico donde la tratan de forma inhumana. Los comentarios que le hace el capitán Jones son inaceptables para una mujer que está buscando a su hijo por mucho que se trate de la Norteamérica de finales de los años 20 salvo que se trate de una mujer sola y socialmente esté minusvalorada o personalmente sea una mujer débil que se topa con el carácter fuerte, manipulador y sin escrúpulos. La acusa de intentar eludir la responsabilidad materna, endosárselo al estado y así poder “ver a quien quiera”. Tiene que intentar convencer a la presencia invasora de ese niño que no es suyo, que no inspira en absoluta ternura y que impide que busquen al suyo desaparecido, que diga la verdad. Si el niño dice la verdad se convencerían de que tienen que buscar al niño desaparecido, simplemente las manifestaciones de ella no son suficientemente fiables. Su imagen no emite confianza. Sólo después de varios meses le dice al inspector Jones poniéndose en pie “No tengo porqué aguantar esto”. En ese momento la envía al psiquiátrico. Allí encuentra a otra mujer fuerte, con la fortaleza de los que no tienen nada más que perder y que le ayuda a seguir adelante.
Otro aspecto que parece no reflejarse en la película y podría explicar mejor la reacción de la protagonista sería la del sentido de la culpabilidad de una madre que deja a su hijo durante muchas horas solo, durante las cuáles es secuestrado. Lo que me pareció más poco creíble en esta película cuando la vi por primera vez y me vuelve a producir esa sensación al verla de nuevo es cómo la protagonista, una madre responsable volcada en su hijo que lógicamente conoce bien, puede llegar a aceptar a otro niño como hijo que debe saber que no es suyo. Aunque sea después de 5 meses y a pesar también de lo perpleja y asustada que pueda estar por el revuelo y los cambios a su alrededor, una madre conoce los ojos, un remolino en el cabello, esa cicatriz de la caída de la bici, y sabe reconocerlo por la respuesta a esa pregunta que sólo pueden saber ese tándem de madre e hijo. Podemos llegar a creernos la dejación y olvido de la madre del niño impostor que aparece hacia el final de la película pero no el desconocimiento de su hijo por parte de Christine Collins. Quizás lo que nos resulta ajeno de esta pelicula es que se ambienta en el sistema corrupto de los años 20 (la corrupción del 2000 es principalmente urbanística), donde participa de esta corrupción generalizada la policía, la clase médica, la prensa. De esta época es el caso del Actor Fatty.
Aparece en la película otro personaje de la época: el pastor de la Iglesia presbiterana de Saint Paul, Gustav Briegleb. En películas de Eastwood suelen aparecer personajes protestantes positivos. A diferencia del católico asesino que mezcla su locura con la religión. El personaje de Malkovich no es particularmente, simpático, con la sola motivación de sacar a la luz la verdad, de la que hace su cruzada, a diferencia de los telepredicadores interesados. Briegleb tiene tanta autoridad en Los Ángeles como el capitán de policía Jones, pero su diferencia es enorme. Uno basa su autoridad en su propia versión de la verdad, independientemente de la evidencia; el otro fundamenta su autoridad en su servicio a la verdad. Uno busca desvelarla, el otro encubrirla.
A pesar de haberse suavizado los hechos reales, quitándoles el móvil sexual, puesto que Gordon Stewart Northcott fue condenado no solo por secuestrar, torturar, asesinar, y descuartizar varios niños sino también por abuso sexual de los mismos. Esta omisión nos impide entender con mayor claridad la tardanza en el retorno por parte del niño que huyó de Wineville. La sensación de culpabilidad que sufren muchas víctimas de abusos nos lo explican, sin este dato la historia pierde un porqué. Acompaña la música que el propio Eastwood ha compuesto - con el apoyo de su compositor habitual, Lennie Niehaus -, una música que navega entre lo intimista y lo espeluznante.
clasificacion ****

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