martes, 29 de diciembre de 2009

LOS DEMONIOS EN MI PUERTA


T.O. Guizi Lai Le
País: China,
Año: 2000
Director: Jiang Wen
Guión: Jiang Wen, Fengwei You y Haiying Li
Intérpretes: Jiang Wen (Ma Dasan), Hongbo Jiang (Yu’er), Teruyuki Kagawa (Kosaburo Hanaya), Ding Yuan (Dong Hanchen), Zhijun Cong (Abuelo), Zi Xi (Liu Wang), Haibin Li (Me), Kenya Sawada (Inokichi Sakatsuka), Weidong Cai (Er Bozi).







Sinopsis: Es la época de la ocupación japonesa de China, en un pequeño pueblo de campesinos que el ejército deja bajo custodia a dos prisioneros. Se ordena al pueblo que los tenga bajo vigilancia hasta que los recojan el próximo año. Los líderes del pueblo se reúnen para interrogar a los prisioneros e intentan acomodarlos. Una experiencia, a veces cómica y a veces trágica, que cambiará sus vidas.

Calificación: Muy recomendable (7 sobre 10)

El título.- Los demonios del título son los japoneses que cometieron atrocidades en territorio chino. El soldado japonés (el demonio) que fue dejado en la puerta del protagonista y que se convierte en una auténtica pesadilla.
Como hiciera Stanley Kubrick en “Senderos de Gloria” y “Teléfono rojo: volamos hacia Moscú”, Jiang centra su escarnio en las autoridades, no sólo de Japón sino de China, su país, llenando de humanidad a los aldeanos y soldados rasos japoneses y mostrando la brutalidad de los altos cargos del ejército.
El humor es la clave de la genialidad de esta película. Jiang Weng utiliza un humor libre de artificios. Resulta realmente hilarante la parte en que entran en el pueblo los dos hambrientos soldados japoneses, el circulo marcado con la bayoneta del que no deja salir al aldeano, el disimulo para que no descubran a los prisioneros. Igualmente la escena del anciano asesino intentando matar a los presos está repleta de hilaridad y de una fotografía extraordinaria. El paso continuo de comedia al drama, con predominio del primero, se desarrolla en casi toda la historia. No resulta fácil tratar con humor y de una manera creíble una historia sobre un tema difícil como es la necesidad por parte de un pueblo pobre y temeroso pero de buen corazón. Jiang Wen lo consigue magistralmente: hasta en el infierno se puede reír. Sólo al final, Jiang decide mostrar la historia con un dramatismo y una brutalidad aterradora.
El paso del humor al drama se produce en un segundo : los japoneses pasan a ser auténticos demonios sin alma ni justificación ninguna. No se puede echar la culpa a la guerra pues se acababa de firmar un armisticio y el general japonés lo conocía, por lo que la actuación del ejército japonés resulta absurda y cruel. Da la sensación de que más un alegato antibelicista a la antigua usanza se trata de una crítica a modo de sátira no tanto de la guerra sino de lo que ella convierte al hombre.

Un aspecto importante de la película es que a pesar de ser del año 2000, está rodada en blanco y negro. Ello intenta dar una mayor sensación de realidad a la película.
Jiang Wen, realiza con ésta su segunda película como director. Le conocimos en occidente antes como actor, en “Keep Cool” (obra de Zhang Yimou). Allí hacía de librero ambulante frenético en plena urbe. En su actuación se veía el poder interpretativo que ha puesto de manifiesto en Los Demonios en Mi Puerta.

Esta película provocó el enfado de las autoridades chinas, que la prohibieron acusándola de antipatriótica. Su director, el famoso actor Jiang Wen, fue sancionando con la prohibición de actuar y dirigir en China durante un período de dos años.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Estupendo.